“-Me
parece que ahora lo entendí. Uno no sabe cómo funciona el mundo.
Nadie. Pero cuando uno juega a algo, a algo que le gusta, parecería que
sí. Como si uno encontrase la clave para entender el funcionamiento de
todo. De todo el mundo.
-Me gusta tu idea, Benítez.
-¿Cuál idea, profe?
-Esa: que jugar es como entender el funcionamiento general del mundo.”
El
viaje a las Cataratas del Iguazú de Federico Benítez y sus hijos, ya
está arreglado, pero un llamado de último momento altera los planes: una
deuda de gratitud, vieja e impostergable, lo obliga a cambiar de rumbo
y encaminarse, con esos dos disgustados adolescentes a la rastra, a la
lejana Patagonia. Y así, el auto en el que se trasladan los tres se
convierte en una cápsula del tiempo; en cuatro días de viaje este hombre
ensimismado y torpe les contará una historia antigua y oculta que es
la suya, la suya y la de su desangelada adolescencia, la suya y la del
Primer Torneo Interdivisional de Fútbol del Colegio Nacional Normal
Superior Arturo del Manso, jugado en 1983.
Y ese
torneo de fútbol, con sus arbitrariedades, con sus trampas, con sus
mezquindades, pero también con sus grandezas, con sus luces y con sus
sombras, será para este muchacho de quince años un laboratorio de la
vida, del que saldrá transformado.
Bajo la forma
de un relato de viaje, de una novela de iniciación, Eduardo Sacheri nos
atrapa en una historia emocionante sobre los vínculos humanos y nos
muestra cómo en el inmenso friso del poder puede recortarse de pronto
una figura generosa capaz de cambiar el curso de una vida.