Hace muchos años, Tolkien compuso su propia versión, que se publica
ahora por primera vez, de la gran leyenda de la antigüedad nórdica, en
dos poemas relacionados entre sí a los que dio los títulos de La nueva
balada de los völsungos y La nueva balada de Gudrún.
En La balada de los völsungos se relata la historia del gran héroe
Sigurd, el cazador del más célebre de los dragones, Fáfnir, de cuyo
tesoro se apoderó; del despertar de la valquiria Brynhild, que dormía
rodeada por un muro
de fuego, y de sus esponsales; y de su llegada a
la corte de los grandes príncipes a quienes llamaban los niflungos (o
nibelungos), de quienes se convirtió en hermano de sangre. En esta corte
nació un gran amor, pero también un gran odio, alimentado por el poder
de la hechicera, madre de los nibelungos, iniciada en las artes de la
magia, de las transformaciones y de las pociones de olvido.
En escenas de dramática intensidad, de confusión de identidades,
pasiones frustradas, celos y amargas luchas, la tragedia de Sigurd y
Brynhild, del nibelungo Gunnar y su hermana Gudrún, se hace más intensa
hasta
su final con la muerte de Sigurd a manos de sus hermanos de sangre, el suicidio de Brynhild, y la desesperación de Gudrún.
En La balada de Gudrún se relata su destino tras la muerte de Sigurd,
su matrimonio en contra de su voluntad con el poderoso Atli, soberano
de los hunos (el Atila histórico), el asesinato de éste a manos de los
hermanos nibelungos de Gudrún, y la espantosa venganza que ésta lleva a
cabo.,
Nueva edición.
Una obra que J.R.R. Tolkien dejó inédita y que su hijo Christopher Tolkien se encargó de recuperar.
La edición incluye, además, la conferencia de Tolkien «Introducción a
Edda Mayor» acerca de la poesía nórdica en la que se basó para su
propio poema.
«La versión de J. R. R. Tolkien es fruto de su exhaustivo estudio de
la poesía noruega e islandesa recogida en la Edda poética (y allí donde
no hay poesía antigua, de la posterior obra en prosa Völsunga Saga), de
ahí el uso de estrofas breves cuyos versos imitan los ritmos
aliterativos y la poderosa energía de los poemas de la Edda.»
CHRISTOPHER TOLKIEN